Es un examen diseñado para detectar anticuerpos IgM específicos contra los parásitos de malaria en la sangre. La presencia de IgM generalmente indica una infección reciente o aguda, ya que estos anticuerpos suelen aparecer dentro de una a dos semanas después de la infección. Esta prueba es útil para el diagnóstico temprano de malaria, especialmente en pacientes que presentan síntomas como fiebre, escalofríos y dolor de cabeza. En el contexto clínico, los resultados de la prueba de IgM ayudan a los médicos a confirmar una infección activa por malaria y a decidir sobre el tratamiento adecuado. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la prueba de IgM puede no ser positiva en las primeras etapas de la enfermedad, por lo que a menudo se complementa con otras pruebas diagnósticas, como la microscopía o pruebas de antígenos.